viernes, 7 de agosto de 2020

Vexo Vigo vexo Cangas

El título de este post es una canción popular gallega que mi padre comenzó a cantar mientras esperábamos el barco que nos llevaría de Vigo a Cangas, cruzando la ría. Era un día nublado pero, en cuanto las nubes dejaban desnudo al sol, las gotas de sudor no tardaban en aparecer sobre nuestras brillantes frentes. 
El trayecto en barco resultó maravilloso en cuanto a las vistas; sin embargo, el viento fuerte que soplaba desde el Atlántico lo acababa convirtiendo en desagradable, y en nuestro interior crecían las ganas por llegar a puerto. 
Cangas es pequeño, costero, pesquero, agradable. Paseamos sin rumbo entre las calles de piedra, perdiéndonos entre las casa-patín, y encontrándonos de repente con algún cruceiro. Nuestros pasos nos acabaron arrastrando al final de la mañana hacia un pequeño bar, conducidos por nuestras bocas secas que suplicaban unos tragos de Estrella Galicia. El tiempo volvió a hacer de las suyas y, en cuanto nos dimos cuenta estábamos de nuevo esperando el barco de vuelta. Aprovechamos esos minutos de espera para inmortalizar el momento en familia con unas fotos en el bonito puerto de Cangas. Eran las dos del mediodía, y bajo un sol menos complaciente a las nubes, nos alejamos en dirección Vigo. 

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