domingo, 9 de agosto de 2020

La niña que se hizo mayor y voló

Érase una vez, en un lejano país, una niña que deseaba volar.
- Yo de mayor volaré tan alto, que desde aquí abajo nadie podrá verme- decía siempre a los adultos.
Sin embargo, la niña no sabía muy bien que responder cuando le preguntaban acerca de su motivo para querer volar tan alto. 
- Es mi deseo- contestaba cortante. 
Un día, aquella niña se hizo mayor. Pensando había llegado por fin el momento en que se libraría de todas las cadenas que le unían a la Tierra, emprendió su vuelo. Subió a la torre más alta de la ciudad. Abrió los brazos en cruz y, sin mirar hacia abajo, cerró los ojos y... voló. 
Navegó entre nubes blancas de algodón, esquivó rascacielos y aves, planeó junto a los aviones. Siguió elevándose y elevándose, hasta que, desde aquí abajo ya nadie fuimos capaces de atisbar su presencia en el cielo. Y desde entonces, lo único que sabemos de aquella niña que voló es que es feliz. Y lo sabemos a ciencia cierta porque es ella quien nos lo cuenta en cada postal de cada nuevo lugar al que va visitar. Una postal en la que aparece la ciudad vista desde la nube más alta del cielo y, en la parte posterior, siempre la misma frase: "Soy feliz volando, viajando, libre." 

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